RESUMEN: El litio es el metal más liviano y viejo del Universo. Debido a su gran reactividad no existe como metal en nuestro planeta, sino que se encuentra mayoritariamente en el mar y en mucho menor proporción en la corteza terrestre, principalmente formando parte de salares, de los cuales Argentina posee una fracción importante. La mayor aplicación actual del litio es en la producción de baterías (Li-ion) y en la fabricación de vidrios, cerámicas y fibras, aunque también se utiliza en grasas, fármacos y metalurgia. El uso de litio en tecnología nuclear demanda, por ahora, mucho menor volumen de este elemento, pero en este caso la isotopía es fundamental. El litio-7 se emplea en reactores de fisión de agua presurizada para controlar la química del circuito primario, mientras que el litio-6 es cada vez más importante en la fabricación de detectores de neutrones ante la escasez de helio-3. Se vislumbra un interés creciente en la producción de litio-6 para reactores nucleares de cuarta generación y para los prototipos de reactores de fusión que están en construcción. El empleo de litio en tecnología nuclear está pues íntimamente relacionado con el problema de su separación isotópica.
En esta charla analizaré brevemente la economía del litio sobre la base de su uso en baterías para vehículos eléctricos y mostraré como se puede llegar a dilapidar en pocos años las enormes reservas que el país posee en el triangulo del litio. La situación actual es análoga a la que describiera Luciano Catalano hace 55 años: “El litio ha adquirido el carácter de material crítico extraordinario (en la defensa nacional), lo que obliga a una sana y obligada actuación estatal para su cuidado y reserva”. En ese sentido, mostraré las posibilidades de agregar valor a dichas reservas a través de la separación isotópica. Discutiré brevemente la fisicoquímica básica de este proceso y la potencial aplicación del litio-6 en la construcción de centelladores (por ejemplo para el LAHN) y en el largo plazo la eventual aplicación a reactores avanzados de fisión y como combustible de reactores de fusión. Si el litio es un recurso estratégico para Argentina, su empleo en tecnología nuclear debería ser priorizado y promovido, siendo lógicamente la CNEA la institución que debe liderar la reconversión del falso “petróleo blanco” en “uranio blanco”.